El culto al oso. Historia, simbología y tradición.

La adoración y las tradiciones vinculadas a los osos ha formado parte de los cultos de muchos pueblos euroasiáticos y americanos desde hace milenios. El oso representa el bosque, la fuerza, la sabiduría, y la conexión más ancestral y salvaje de los humanos.

Oso Pardo (Ursus Arctos)

ORIGEN

La arctolatría o culto a los osos, pudo haber existido desde el Paleolítico. Se ha debatido si los neandertales rindieron algun tipo de culto a los osos de las cavernas ya que se han encontrado indicios en cuevas europeas que así lo sugieren, con huesos y cráneos en una disposición intencionada, pudiéndose tratar de algun tipo de ritual. Sin embargo otros autores lo rechazaban y la respaldan de que se tratan de hallazgos naturales en el lugar de hibernación y muerte de muchos osos.

LAS SIMBOLOGÍAS DEL OSO:

PODER Y SABIDURÍA

El oso es representado como la principal animal de la foresta, un dios o un líder espiritual dotado de gran sabiduría y poder. Es el señor del bosque, goza de una gran fuerza, y a representa la fertilidad, la salud, y especialmente la familia y su protección. Hay dioses que cogen su forma, como la divinidad griega Artemisa, diosa de las caza, la luna y los animales salvajes, a veces representada como una osa y en otras acompañada de él. En los templos se solían guardar osos domesticados en su honor, y en Ática, las sacerdotisas que participaban en los rituales de Artemisa vestían pieles de oso y se hacían llamar osas. Muy similar era la adoración en el mundo celtíbero del dios Artio («oso» en galo»), culto especialmente relevante entre la tribus de los helvecios.

FUERZA Y SALVAJISMO

Por otro lado, en el folclore ancestral de la Europa antigua, entre los pueblos celtas, eslavos y germánicos el oso es visto como la versión salvaje y peluda de los hombres y las mujeres, un ser agresivo, indomable e libidinoso habitante de los bosques, que a su vez es capaz de caminar erguido y bailar, y que no duda en atacar o raptar a las doncellas de los pueblos cercanos.

Placa de Torslunda, Era de Vendel. Representa a Odín guiando a un berserker.

La Fuerza del Oso- Los Berserkers. Muchos pueblos indígenas del norte de Eurasia adoraban a los osos. Entre los germánicos y los nórdicos hubo una clase de temidos guerreros de élite llamados berserkers (es posible que derivado de «ber», un oso). Dedicados a Odín, y considerados miembros marginados de la sociedad, fueron famosos por su brutalidad y estado de trance en batalla. Contrariamente de lo que se cree no llegada a este estado por comer setas alucinógenas ni tampoco un compuesto de hongos que contenía LSD; sin embargo si que practicaban rituales psicopáticos autoinducidos (como morder los bordes de sus escudos) entrando en una especie de trance en el que perdían la noción de su entorno y la del dolor, convirtiéndoles verdaderamente en incontrolables. Realizaban cultos totémicos, cubriéndose de pieles y aullando como los lobos y los osos, queriendo extraer sus fuerzas de estos. En las sagas se sugiere que estos hombres tan duros literalmente se transformaban en animales durante el frenesí de la batalla.

LA EVOLUCIÓN SIMBÓLICA CON EL CRISTIANISMO

Los osos aparecen en los espectáculos de fieras del circo y el anfiteatro romano. En la Antigua Roma también se hacía bailar a osos y monos y realizar trucos para el público, mismo caso que en la India. Su presencia como bestia de lucha y entretenimiento perduró a lo largo de los siglos. Si en el pasado era considerado el rey de los bosques y una forma de poder ancestral y espiritual, con el cristianismo empezó a representar todo lo malvado: los vicios y pecados del hombre, un rastro de los tiempos paganos. La iglesia incluso asoció el oso con el diablo. Los antiguos cultos precristianos que los adoraban fueron perseguidos. Su presencia no desapareció, todo lo contrario: en muchas tradiciones lúdico festivas y teatrales medievales surgió la figura del hombre oso o hombre salvaje. Recubierto de pieles, decoración floral, e incluso a veces llevando símbolos cristianos, mientras bailaba erguido entre comparsas y música y era abucheado por el pueblo. Es el oso bailarín o carnavalesco. En la Edad Moderna los osos fueron asesinados a centenares en cacerías cada vez más frecuentes. Al mismo tiempo esta muy documentada su captura para el entretenimiento. El público se divertía observando como perros mastines hostigaban osos atados, se organizaban luchas entre osos y hombres o osos luchando con perros de caza.

Hostigamiento de osos, siglo XIV. Biblioteca Británica.

El divertimento con osos alcanzó su cénit en el siglo XIX, los osos bailarines eran muy populares siendo reclutados para el circo y para espectáculos en calles y tabernas. Ridiculizados, vivían en jaulas y eran alimentados por el pueblo con bollos. Incluso hubo un colectivo especializado en el entrenamiento de los osos bailarines, los Ursari del pueblo romaní.

Un oso bailarín y sus cuidadores, Hesse, 1810.

Lentamente esta «domesticación» transformó su imagen y les otorgó una visión más inofensiva y tierna, inspiración de muchos personajes literarios y cómicos úrsidos (Rupert, Paddington y Winnie the Pooh..) y la aparición de los famosos ositos de peluche.

Postal rusa de Navidad. 1899.

AUGURIO

Finalmente los osos han sido considerado un símbolo metereológico, de las estaciones y el fin del invierno. El fin de la hibernación del oso significaba el comienzo de la primavera. En el mundo rural de los pueblos del este de Europa y los pueblos pirenaicos se asocia el despertar del oso con la llegada de la primavera. Entre los eslavos el oso es protagonista de fiestas y cuentos invernales, un invitado sorpresa a la Navidad y da la bienvenida a la Primavera.

PUEBLOS Y CULTOS DESTACADOS

España, Andorra y Francia

En los Pirineos hay una larga tradición de fiestas dedicada a los osos, como la fiesta de Prats de Molló (Día de la Candelaria, 2 de febrero), en la que los hombres disfrazados de osos atemorizan a todo el pueblo, y en versiones más antiguas secuestran a mujeres. Se han documentado hasta seis fiestas pirenaicas en las que se realizan los bailes del oso, desde el pirineo navarro hasta los pirineos centrales y al norte hasta el Vallespir. Estas representaciones señalan el inicio del fin del invierno.

Los Eslavos

Los eslavos tenían en los osos uno de sus principales cultos. Este se encontraba relacionado con el dios Volos, Patrón de los animales. Se establece un paralelismo entre los osos y el padre de familia. También había leyendas en que los hombres malvados podían convertirse en osos. El oso es considerado un animal inteligente y sabio, capaz de protegerse de la magia. En la mitología rusa es un animal muy presente, hipersexualizado, persigue mujeres y de él y su doncellas capturadas descienden los héroes épicos llamados Bogatyrs. Hoy el oso es el símbolo nacional de Rusia.

Los pueblos finlandeses, urálicos y turcos

El oso era el animal más sagrado para los finlandeses. En el Kalevala, el Oso («Otso») es el rey de los animales del bosque y se le rinde profundo respeto. Era temido por las antiguas tribus finlandesas que incluso evitaban pronunciar su nombre, de hecho oso era una palabra tabú. Cuando se hacían cacerías de osos, se practicaba el peijaiset, una celebración de agradecimiento al animal sacrificado. Un oso nunca era cazado, sino derribado, para no enfadar el alma del animal. Su cráneo era colocado en lo alto de un árbol para que su espíritu pudiera subir hacia el cielo. Hay cantos sagrados dedicados al oso en muchos pueblos fineses, estonios o úgricos, como los Khanty o los Mansi de Rusia. Entre los pueblos turcos, muchas tribus de la región de Altái practicaban la adoración a los osos.

Pueblo Nivkh de Siberia

En este pueblo siberiano se realizaba la fiesta del oso, un animal considerado una divinidad. Los Nikvh capturaban a un cachorro de oso y sus mujeres lo criaban durante años. El día de la celebración Tras vestirle con un traje cerimonial se le daba un banquete y se le sacrificaba en una elaborada ceremonia donde asistían los clanes. Generalmente el motivo era la muerte de un pariente cercano, la fiesta juntaba a los donadores de esposas con los que recibían las esposas, y restablecían el vínculo roto con la muerte del familiar. El espíritu del oso regresaba con sus dioses y agradecía el trato a las tribus con la creación de abundantes bosques.

Fiesta del oso de los Nivkh. 1903. Wikipedia.

Corea

Aquí la figura del oso es venerado como una figura matriarcal. Ungyeo, la mujer oso, fue un oso que se convirtió en mujer y dio a luz al fundador del reino coreano de Gojoseon, Dangun (III milenio antes de Cristo)

Pueblo Ainu

Este pueblo de Japón y el sur de la isla de Sajalín consideraba al kamuy (oso) un dios, el dios supremo. El ritual Omante involucraba el sacrificio de un oso adulto o un ciervo, un banquete ceremonial, devolviendo su espíritu al mundo de los dioses. En el caso del Iomante, se trataba de la captura de un cachorro de oso, que era alimentado y cuidado igual o mejor que un niño ainu (se trababa de un dios en la tierra), incluso una madre lactante le daba de mamar. A los dos o tres años, generalmente en invierno se sacrificaba en una ceremonia especial («Kumamatsuri»), donde se realizaban banquetes, ofrendas bailes y se vertía vino durante 3 días para devolver el espíritu oso a su hogar.

La ceremonia Iomante entre los Ainu.

Los Pueblos americanos

Numerosos pueblos rinden culto a estos animales que simbolizan fuerza y sabiduría, pero también curación y sacralidad, es el caso de los indios Zuni, que creen que los osos tienen la capacidad de curar. Son invocados en rituales ceremoniales. Los Indios Pueblo los interpretan como uno de los seis guardianes direccionales. Los talismanes de garras de oso son símbolo de protección y poder. Para algunas culturas nativas americanas el respeto al oso es tal que no pueden comer su carne o solo en las temporadas reproductivas de la madre osa. Su nombre no se podía pronunciar durante la caza, y el cazador debía pedir perdón antes de matar al oso. El oso aparece en los tótems y también había ceremonias de danza del oso.

Danza del Oso. George Catlin, 1844. Buffalo Bill Center of the West.

Publicado por Iskande

Historiador y divulgador.

Deja un comentario