ISLAS FANTASMA DEL ATLÁNTICO

Desde la antigüedad clásica se han informado historias de islas en el Océano Atlántico, legendarias o reales. Poetas como Homero y Horacio cantaron cuentos utópicos de las Islas Afortunadas (o Islas de los Bienaventurados), de tipo paradisíaco, mientras que el navegante griego Piteas escribió sobre la septentrional Thule, el límite del mundo conocido. Tiempo antes Platón había articulado la leyenda utópica de la Atlántida. La Edad Media vio surgir versiones cristianas de estos cuentos. Entre ellos destacan los Immrama irlandeses (cuentos del viaje de un héroe al Otro Mundo ), como el Immram de Uí Corra , o los viajes marítimos de los misioneros irlandeses del siglo VI Saint Brendan y Saint Malo . Éstas son el origen de varias islas legendarias del Atlántico, como la isla de San Brendan y la isla de Ima. Las sagas de los marinos nórdicos que viajaron a Groenlandia y Vinlandia , en particular la saga Grœnlendinga y la saga de Erik el Rojo , también fueron influyentes. Los pueblos de la península Ibérica , que eran los más cercanos a las verdaderas islas atlánticas de Canarias , Madeira y Azores , y cuyos marinos y pescadores pueden haberlas visto e incluso visitado articularon sus propios cuentos. Los árabes andaluces medievales contaron historias de encuentros en islas del Atlántico, como las del navegante del siglo IX Khashkhash de Córdoba o las del geógrafo ceutí del siglo XII Al-Idrisi.

Estas historias de mitología, cuentos y folclore se entrelazaron y junto con el nuevo conocimiento científico y náutico fueron el fundamento de los cartógrafos y navegantes de los siglos XV y XVI. Ávidos de descubrimientos pero temerosos de los desconocido, las leyendas del pasado tenían un gran peso; así se crearon nuevos mitos y supuestos avistamientos de islas a raíz de sus viajes. Sin embargo ninguna de estas islas míticas fueron halladas oficialmente. Ni por los descubridores ni en siglos posteriores tras la mejoría cartográfica. Las investigaciones científicas y las expediciones modernas confirmaron su no existencia.

Las razones son varias pero probablemente se trató de errores geográficos: una isla mal cartografiada, una mala representación debido a la imprecisión de los instrumentos, una ilusión óptica o espejismo; una confusión con otra isla real o un banco de arena o arrecife. Incluso así, algunos creen verdaderamente que algun fenómeno catastrófico (seísmos, tsunamis, subida del nivel del mar) hicieron desaparecer las islas fantasma. La leyenda persiste.

Esta isla aparecía en el mapa de Pedro Reinel de 1504 y posteriormente en numerosos mapas portugueses del siglo XVI, y se situaba en las tierras cercanas a América del Norte junto a la actual Terranova. Se piensa que su nombre deriva de la abundancia de este pez en sus aguas. Se cree que los hermanos y exploradores portugueses Joao Vaz Corte-Real y Gaspar Corte Real, misteriosamente desaparecidos, se dirigían allí pudiendo haber alcanzado Terranova y las costas de América del Norte.

Islas Baccalaos frente las costas de Terranova

Esta isla fantasma es muy famosa por haber aparecido en numerosas cartas náuticas. Es propia también de la mitología irlandesa, que cuenta que la isla se encuentra permanentemente envuelta de una densa niebla excepto un día cada siete años, pero ni así es posible alcanzarla. Se la la relaciona con el gaélico «Breas» Brasa o Tinte Rojo. La isla se encontraba en el Atlántico Norte, en algun lugar cerca de Irlanda. A finales del siglo XVI Pedro de Ayala cuenta que marineros de Bristol emprendieron su búsqueda, dentro de las expediciones inglesas en el Atlántico Norte (Juan Caboto), por lo que se la situa cerca de Terranova y sus ricas aguas para la pesca. En el siglo XIX se identificó la isla con el Porcupine Bank, unos arrecifes a 200km al oeste de Irlanda.

Isla de Brasil en el mapa de Abraham Ortelius, 1572

Esta famosa isla se dice que fue descubierta por San Brandán de Clonfert, un monje irlandés del siglo VI que navegó por el Atlántico Norte en la búsqueda del paraíso terrenal. Siete años de navegación a bordo de una pequeña embarcación junto a otros catorce monjes, descubriendo muchas islas y enfrentándose a monstruos marinos. La isla, como el Pez isla Jazconius, aparece y desaparece. Se desconoce la ruta que siguió San Brandán, se especula que pudo alcanzar las Islas Feroe, Islandia, Groenlandia, pero también las islas Canarias o el Caribe, sin llegar a ninguna conclusión. La isla apareció en numeroso mapas medievales y modernos, variando su posición. Fue una obsesión para los exploradores españoles, que la buscaron repetidamente. Si inicialmente fue ubicada cercana a Irlanda, más adelante se la incluyó dentro de las islas Canarias, la octava isla del Archipiélago, al oeste de la isla del Hierro (Isla de San Borondón).

Isla de San Borondón en el Archipiélago Canario

Situada próxima a Terranova y la Península de Labrador, fue representada como un par de islas unidas en forma de lunar. Apareció por primera vez en los mapas en el siglo XVI y estuvo presente hasta el siglo XVII. Se le di´ó este nombre porque se creía que estaba habitada por bestias y demonios que devoraban a todo navegante que llegaba a sus costas. Otras versiones dicen que en realidad los demonios en cuestión podrían corresponder a los indios beothuks, hostiles a los marineros europeos, o que los espeluznantes sonidos causados durante el apareamiento de las morsas o las grandes colonias de pájaros subárticos causaron tal denominación (André Thevet) .

En 1542 Marguerite de la Rocque, una noble francesa embarcada de camino a Nueva Francia, supuestamente tuvo una aventura con un marino del barco de Jean-François de La Rocque de Roberval, nombrado teniente general de Nueva Francia. Este, al descubrirlo, decidió abandonada en la isla, junto a su amante y su sirvienta. Estos dos últimos murieron, y se cuenta que ella fue rescatada y regresó a Francia. Su historia fue muy popular en los años posteriores. Incluso fue contada en el Heptaméron de la reina Margarita de Navarra.

Ubicación de la isla en un mapa de 1617

Inscripción que aparece en el planisferio de Johan Ruysch de 1508 pudiendo ser una nueva versión de la isla representada en los mapas por los portugueses en el siglo XV y situada al norte de Antilia, la isla de Satanazes (Demonios).

Isla mítica y muy recurrente en los mapas de los siglos XV y XVI, entre ellos los que pudo haber conocido el navegante Crist´óbal Colón. Situada en algun lugar indeterminado del Atlántico aparece por primera vez en un mapa de 1424.

Mapa de Bartolomé Pareto de 1455, con Antilia en el oeste.

Martin Behaim, cartógrafo alemán al servicio de Portugal, reali´zó un mapa con varias islas fantásticas como San Brandán, y dió esta explicación para Antilia:

Se la ha relacionado con la Atlántida y las Islas Afortunadas (Macaronesia). El rei Alfonso V de Portugal mandó a su encuentro dos expediciones. El reclamo era la búsqueda del legendario reino cristiano de las Sete Cidades. La isla dio nombre a las Antillas españolas del Caribe, mientras que Sete Cidades da nombre a varias localizaciones en las Islas Azores.

Representación de como imaginaba el Atlántico el cartógrafo italiano Toscanelli en 1474. Antilia se situaba en medio del Océano.

Esta isla fantasma aparece por primera vez en los mapas cartográficos del siglo XVI de Gaspar Veigas (1535) y Sebastián Caboto (1544), y era situada al norte de la península de Yucatán. La isla siguió apareciendo sin ser hallada en los mapas del siglo XVIII durante el cual se producen una serie de cambios cartográficos y una exploración de la zona si encontrar la isla. El español Ciriaco de Ceballos, que trató de cartografiar la zona, afirmó en 1705: dice:

En el siglo XIX se produce un intenso debate en la política mexicana sobre el paradero de las islas, llegando a afirmarse que la isla se hundió. La isla había aparecido en publicaciones oficiales del gobierno. Tras expediciones más actuales, la principal conclusión es que la Isla Bermeja fue una isla fantasma producto de un error cartográfico, aunque hay versiones infundadas que sostiene que la isla existió como banco de arena y pudo ser hundida por un maremoto. De ser reales su importancia radicaría en una ampliación de la soberanía marítima del estado mexicano y el control de los ricos yacimientos de petróleo existentes allí.

Mapa de 1846 con la isla Bermeja.

Esta isla del Atlántico Sur fue supuestamente avistada por el pirata Ambrose Cowley en 1683, muy cerca de las Malvinas. Fue bautizada en honor al Secretario del Almirantazgo Británico Samuel Pepys. Durante el siglo siguiente muchos navegantes, como Louis de Boungaville o James Cook, intentaron hallar la isla, sin tener éxito. Algunos creen que las islas pertenecía propiamente a las Malvinas, mientras que otros creen que se habría podido confundir con alguno de las grandes icerbergs desplazados desde la Antártida.

Mapa de Richard William Seale 1744, con Pepys al norte de las Malvinas

Estas son solo algunas de las más conocidas islas fantasma del Atlántico, sin olvidarnos de Frisland, una mítica isla resultado de un error cartográfico: situada en el Atlántico norte, no sería más que una aproximación cartográfica a Islandia o de la parte sur de Groenlandia.

Frisland aparece en el sur de Islandia en el mapa de Nicolo Zeno, 1558.

CONSULTAS

https://www.nationalgeographic.es/viaje-y-aventuras/2022/08/legendarias-islas-fantasma-solo-existen-en-nuestros-mapas

https://www.ancient-origins.es/mitos-leyendas-europa/islas-fantasma-008205

https://www.todoababor.es/historia/el-misterio-de-la-isla-fantasma-de-san-borondon

Publicado por Iskande

Historiador y divulgador.

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