En las albores de la cartografía, los mapas medievales y del renacimiento se encontraban a menudo decorados con todo tipo de preciosas ilustraciones: barcos, reyes, animales, banderas, emblemas o iconos religiosos. Además eran muy habituales los monstruos y criaturas fantásticas representados en medio de los océanos, rellenando los espacios vacíos más allá de los elementos geográficos conocidos.
CAUSAS DE SU APARICIÓN
Son varias las razones que explican la presencia de bestias marinas en los mapas del periodo bajomedieval y moderno. Por una parte, estos monstruos reflejaban los mitos y creencias del periodo. La gente de la época creía que criaturas extrañas y malévolas habitaban las partes del mundo fuera de sus propias fronteras. En segundo lugar, señalaban el peligro, una clara forma de advertencia a los marinos. Era la expresión de la Terra Incognita, lo desconocido. Vastos y temidos océanos nunca surcados por los navegantes, lugares inhóspitos que el conocimiento no alcanzaba. Los ilustradores tiraron de su imaginación y de las leyendas orales para representar a las bestias. En otras ocasiones su representación no era neutra, se trataba de una connotación intencionada, simbólica, religiosa o política, siendo el reflejo de los acontecimientos del momento. Agregando estos elementos fantásticos los autores pretendían llamar la atención y despertar el asombro y curiosidad del espectador, más que reflejar fielmente el mundo conocido. Se trataba de un vistoso elemento decorativo. Finalmente, animales reales de la naturaleza, tales como las ballenas, las serpientes de mar o el pez remo, avistados o capturados por los navegantes, contribuyeron a la creación de estos mitos.
INFLUENCIAS

Las grandes referencias para la representación de los monstruos fueron la mitología griega, con obras como La Ilíada y La Odisea. También la Biblia, y pasajes como el de Jonás y la Ballena. Algunas criaturas aparecen en el Antiguo Testamento, como el Leviatán o el hebreo Behemoth, y otras propias de tradiciones orientales, tales como la babilónica o la ´árabe, inspiraron los relatos de las aventuras por el Atlántico del monje irlandés Brandán el Navegante (484-578), Navigatio Sancti Brendani, escrito entre los siglos X y XI, y donde un buen número de monstruos e islas son descritas fabulosamente. Estos elementos fueron muy presentes en el imaginario de los cartógrafos medievales. Otras referencias son el cuento de Simbad el Marino y sus peripecias por el Índico (siglos VIII y IX d. C) y las sagas de la mitología nórdica.
BESTIARIO MARINO
El tipo de criaturas más comúnmente representando eran enormes serpientes marinas o peces tragando barcos. A veces también se encontraban figuras híbridas, con cuerpo de monstruo y cabeza humana. A finales del Medioevo y durante el Renacimiento un nuevo elemento es asociado a estos monstruos marinos y su posición en el mapa: las bestias y su actitud violenta podrían ser un reflejo de la competencia comercial y naval y de las tensiones políticas del periodo.
El Kraken: Criatura legendaria de gran tamaño con enormes tentáculos. De similar aspecto a un calamar gigante, era símbolo de destrucción y tan poderoso que eran capaz de hundir embarcaciones enteras. Propio de la mitología nórdica, se mantuvo presente en los bestiarios y mapas medievales adoptando distintas formas, com la de pez gigante con cuernos o la de langosta. Actualmente se le ha identificado con el calamar gigante o el calamar colosal.

El Leviatán: Esta criatura marina es mencionada en el Antiguo Testamento, y aparece como una bestia enorme con aspecto de dragón o serpiente marina.
Las Sirenas: Criaturas de la mitología griega, son seres mitológicos con aspecto de bellas mujeres de cintura para arriba y cola de pez. Atraían a los marineros con su canto seductor, causando numeroso naufragios.

Serpientes o dragones marinos: Enormes serpientes marinas, a menudo enrolladas violentamente a barcos o dragones marinos símbolo de peligro y la fuerza del mar.

Ballenas del diablo y peces gigantescos: peces enormes, tortugas isla o ballenas tragando barcos. Muy propios de los bestiarios medievales, son llamados aspidochelone, y beben de distintas tradiciones antiguas. Son tan grandes que se confunden con una isla, adoptan diferentes formas (pez, tortuga, ballena, a veces con aspecto reptiliano o de mamífero, con grandes púas en su espalda,, cuernos o molares que sobresalen de sus fauces). Es frecuente en los mapas la representación de la isla móvil o pez Jasconio, asociado a la isla de San Brandán, una de las islas fantasma más legendarias.

AUTORES
El mapa de Hereford (1300), exhibido en la Catedral de Hereford, Inglaterra, fue uno de los primeros en representar monstruos marinos en los mapas. También en el Atlas Catalán del mallorquín Abraham Cresques (1325-1387), considerado una de las obras maestras de la cartografía medieval, también incluye distintas criaturas fantásticas. Un serie de cartas marinas de gran belleza son las del cartógrafo sueco Olaus Magnus (1490-1557) representando Escandinavia y todo el Atlántico Norte. En ellas hay una variada y abundante representación del bestiario marino. Su obra tuvo un impacto enorme e influyó a autores como Abraham Ortelius (1527-1598) .

Los mapas antiguos destacaron por su cuidadosa elaboración y la gran belleza de sus ilustraciones. A medida que el conocimiento geográfico y científico crecía y se volvía más preciso, la representación de monstruos marinos en los mapas disminuyó. Pese a esto, continuó presente en los mapas de la Era Moderna hasta una drástica desaparición a partir de los siglos XVII y XVIII.
Para saber más:
Chet Van Duzer. (2015). Sea Monsters on Medieval and Renaissance Maps . London: British Library, 2013. 144 pp. ISBN-13: 978-0712357715.