Durante la conquista musulmana de Persia en el siglo VII, un grupo de mujeres legendarias lideraron la última resistencia frente al invasor.
En la civilización sasánida el rol de la mujer estaba limitado por el zoroastrismo, una religión patriarcal; en él se establecía cual era posición, cuales eran las prácticas matrimoniales, la conducta moral y los derechos legales que le pertenecían según el tipo de matrimonio que tuvieran. La mujer estaba subordinada y era dependiente del hombre. La sociedad sasánida era muy jerarquizada y patriarcal, y las mujeres debían tener una vida doméstica, como hijas, madres y esposas. Tampoco existían mujeres clérigos en el zoroastrismo. Dentro de la aristocracia, las mujeres gozaban de muchas más posibilidades, y podían disponer de poder, influencia y autonomía. Hubo muchas mujeres que ocuparon un papel prominente en la gobernanza y la administración del imperio. Además, podían ser aptas para el ejército si demostraban su valía, y ascender de rango igual que sus compañeros Savaran, bebiendo de una larga tradición de mujeres guerreras persas, como Sura, la heroína de los partos, o de las arqueras escitas y sármatas de Asia Central.

El general árabe Khalid ibn al-Walid entró por primera vez en territorio persa en el año 633, y tras una serie de victorias magistrales, conquista Mesopotamia. Sin embargo, Khalid fue enviado en el frente de Levante y los persas consiguieron recuperar su territorios. El imparable avance del Califato Rashidun (632-661) hacia el este seria definitivo tras una segunda ofensiva impulsada por el Califa Umar tres años más tarde. En una situación de emergencia para el imperio sasánida, surgieron nuevas figuras femeninas que lucharon para detener la invasión.
APRANIK («Hija del anciano») Fue una comandante persa durante la conquista árabe de la Persia sasánida (633-654 dC), último imperio preislámico de Persia. En ese momento crítico gobernaba Yazdegerd III. Apranik, era hija del general Piran, y decidió unirse a la lucha de resistencia. Apranik había demostrado sus dotes militares y dirigía un batallón, siendo la mano derecha de su influente padre. Las batallas de Qâdisiyya (636) y de Nihavand (641) fueron aplastantes victorias árabes, abriendo el camino a todo el territorio persa. La derrota final era cuestión de tiempo, y la guerra abierta estaba perdida. Apranik reunió grupos de resistencia y organizó una guerra de guerrillas contra el califato. Hostigaban el enemigo gracias al conocimiento del territorio y los ataques sorpresa. Pero no era el convencional uso del ataque y huida. Se trataba de un verdadero movimiento de resistencia dirigido por la joven general a lomos de su caballo blanco. Apranik murió combatiendo al enemigo, y poco a poco los focos de resistencia al conquistador árabe se fueron diluyendo. El último emperador sasánida, Yezdegerd III murió en Merv en el 651 dC. Apranik se convirtió en un símbolo para las siguientes generaciones.

El ejemplo de Apranik fue seguido por otras mujeres que lideraron los últimos combates de resistencia en los lugares más recónditos de las tierras persas.
Negan («Buen destino»), fue una líder guerrillera persa durante la invasión árabe. Poco sabemos de ella, parece que no venía de familia noble ni tampoco tenía formación militar, aún así se convirtió en uno de los mayores iconos de la resistencia anti-árabe.
Azadeh («Libre»), fue una comandante guerrillera daylamita de la zona del Mar Caspio (región de Gilan), que luchó durante muchos años con éxito frente la ocupación musulmana. Todo un símbolo de resistencia. El norte de Persia no fue enteramente conquistado hasta el siglo VIII, y los gobernantes daylamitas mantuvieron sus antiguas religiones.
Ya en el siglo VIII, bajo dominio musulmán :
Banu Khoramdin (Banu significa «mujer»), fue una heroína persa, que junto a su esposo, el legendario Babak Khoramdin, encabezó la secta religiosa de los Khoramdin o Kurramitas, un movimento espiritual derivado del mazdakismo que tenía una fuerte connotación social y que mezclaba el islam chiita con el zoroastrismo radical de Mazdak. Banu fue una habilidosa arquera y una distinguida comandante, luchando codo con codo junto a su esposo. Las tropas de Babak, llamados camisas rojas, fueron una seria amenaza para el Califato Abásida, atacando incluso Irán e Irak, y haciéndose fuertes en sus fortalezas del sur del Cáucaso, en la región del actual Azerbayán ( 816–837). Se dice que en 23 años de lucha, acabaron con 500.000 enemigos. Tras duros años de disputa, los abásidas realizaron una gran ofensiva y las guaridas de los rebeldes fueron tomadas y sus líderes, Banu y Babak, ejecutados.

https://www.worldhistory.org/article/1493/twelve-great-women-of-ancient-persia/
https://www.kavehfarrokh.com/news/the-persian-lioness-iranian-women-in-history/
Reblogueó esto en wp4oka’s Blogy comentado:
Verdaderas Guerreras
Me gustaLe gusta a 1 persona