Una de las grandes hazañas de la Primera Guerra Mundial es la del comandante alemán Paul Von Lettow-Vorbeck, conocido como El León de África, que resistió y combatió con sus askaris a las fuerzas aliadas en Tanganika, a través de una marcha épica por las sabana africana durante todo el conflicto sin llegar a ser derrotado. Otro personaje con una historia similar, pero mucho menos conocida, es la del oficial y explorador alemán Hermann Detzner, apelado «El Lettow-Vorbeck de los Mares del Sur«, que durante la Gran Guerra se escondió en la selva de Papúa Nueva Guinea, evadiendo las tropas australianas durante 4 años, alcanzando lugares inhóspitos. Su libro relatando esta aventura, Cuatro años entre caníbales: Nueva Guinea, tuvo un tremendo impacto en la sociedad del momento, pero con el tiempo se puso en duda su credibilidad, que aún hoy es objeto de debate.

LLEGADA A NUEVA GUINEA
Hermann Detzner (1882-1970), nacido en Espira, el Palatinado Bávaro, era hijo de un prestigioso dentista, Johan Philipp Detzner. En una familia de clase media con nueve hijos, fue formado como topógrafo e ingeniero. Participó en las expediciones científicas alemanas a Kamerún (1908-1913), con el propósito de delimitar las fronteras y explorar el Valle del Níger. Metódico, decidido y duro, su meticulosidad y buen hacer harían que pronto fuese llamado para una nueva expedición colonial.

La colonia de la Nueva Guinea Alemana estaba formada por el territorio de Kaiser-Wilhemland, colonizada desde 1884, incluyendo la parte nororiental de la isla de Nueva Guinea, la isla de Nueva Pomerania (Nueva Bretaña), Nueva Mecklenburg (Nueva Irlanda) y otras islas menores. Nuevos territorios serían integrados a los territorios alemanes del Pacífico: Nauru, las Islas Marshall, y posteriormente Palau, las islas Marianas y las islas Carolinas (1899).

El ingeniero, topógrafo y militar Herman Detzner llegó a Nueva Guinea en 1913 con la misión de mapear e inspeccionar la frontera poco definida entre el territorio británico de Papúa y la colonia alemana. Un territorio fronterizo, que pese a la expedición conjunta realizada en 1909, mostraba muchas imprecisiones y discrepancias en su delimitación tierra adentro. Muchos buscadores de oro provenientes de la parte británica cruzaban la frontera sin ningún control. Al fin y al cabo los alemanes se habían instalado en las regiones costeras y fluviales estableciendo plantaciones, especialmente de copra, y adentrándose muy poco hacia el interior.

LA EVASIÓN
Detzner se encontraba explorando el interior de la isla de Nueva Guinea cuando estalló la Gran Guerra. La guarnición alemana de Nueva Pomerania, principal base germana en la región, fue fácilmente derrotada por las tropas australianas en la batalla de Bita Paka (11 de septiembre de 1914, isla de Nueva Bretaña). Días después, las tropas australianas asediaban Toma, en las afueras de la actual ciudad de Rabaul. Los alemanes, muy inferiores en número y armamento, se rindieron sin luchar. El 21 de septiembre el gobierno alemán ofreció su rendición y la colonia entera fue ocupada por los australianos.

Para 1915 la única resistencia al mandato australiano era la de un terco explorador en paradero desconocido. Sin contacto por radio y tras rechazar la rendición exigida por las autoridades, Detzner, el sargento Konrad y unos pocos policías coloniales y sirvientes partieron hacia el norte desconocido, atravesando el río Markham (camino de Morobe a la península de Península de Huon) con el objetivo de evadir las fuerzas de ocupación. La malaria empezó a azotar a los fugados. El segundo al mando, el sargento Konradt, junto con otro oficial, fueron pronto capturados por las fuerzas australianas (primavera de 1915). Detzner prosiguió con su evasión hacía la desconocida península de Huon, teniendo una baza en mente. Allí son ayudados por una remota misión luterana llamada Sattelberg, (cerca de la ciudad portuaria de Finschhafen) que había hecho juramento de neutralidad con los australianos. Dirigida por el misionero alemán Chistian Keysser, el grupo fugitivo es acogido a regañadientes, prometiendo mantener en secreto la presencia de Detzner y su tropa. Tras las últimas bajas, la banda de Detzner es formada por solo 24 hombres, de los cuales 4 son oficiales alemanes. Contar con guías nativos permitía al grupo tener alternativas a la relativamente segura base de Sattelberg; si era necesario podían adentrarse hacia las remotas montañas Saruwaged o a las Montañas Finisterre, lugares inaccesibles para los australianos, que viajaban en patrullas más grandes. Detzner relató como su banda de fieles nativos vagaba altiva por la selva alzando la bandera imperial y cantando canciones patrióticas como la «Die Wacht am Rhein» o «Der Lindenbaum«

Los intentos de escape por tierra y mar a la Indias Holandesas, territorio neutral en la parte oeste de la isla, resultaron infructuosas. El primer intento se realizó por tierra en 1916: Detzner y sus hombres avanzan hacia el oeste; seran los primeros europeos en cruzar la cordillera Bismarck, cerca del Monte Hagen (Tierras altas de Nueva Guinea), altas cumbres que superan los 3000 metros . Pero azotados por las enfermedades y frenados por la difícil orografía, tuvieron que retroceder. Un año más tarde, en 1917, el capitán lo intentó de nuevo. Se dispuso a salir sigilosamente de la Nueva Guinea Alemana con dos canoas, llegando cerca de Madang, pero fue bloqueado por un buque de guerra australiano, el HMAS una, y tuvo que dar marcha atrás. A partir de entonces, un Detzner desmoralizado y algo enfermo dedicó su tiempo a observar la fauna y flora de la inhóspita región de Huon. Los australianos, con una nula preocupación por la situación de Detzner, no hicieron ningún esfuerzo más para capturarlo. Tras cuatro años escondido, y tras conocer el fin de la guerra a finales de 1918, Detzner ofreció su rendición el 5 de enero de 1919. Se presentó a los cuarteles de Finschhafen con el uniforme completo y ondeando la bandera imperial. Bien tratados por los australianos, fueron los últimos alemanes en rendirse en el mayor conflicto que el mundo había vivido.
UN HÉROE ACORRALADO
Tras ser internado brevemente en Gran Bretaña, fue recibido como un héroe en Alemania, e ingresó en los archivos coloniales de Baviera. Su prolífica obra relatando sus aventuras en Nueva Guinea se convierte en los años posteriores en un referente en el campo de la antropología y la naturaleza de la isla. Cuatro años entre caníbales: Nueva Guinea (1921), tiene gran éxito en Alemania y Gran Bretaña y es traducido a varios idiomas. El texto fue desvalorizado contemporáneamente por sus numerosas imprecisiones.

Entre sus críticos se encontraban el propio misionero Christian Keysser, que le acusó de apropiarse de algunos de sus logros geográficos y de exploración; o del respetado biológo y ornitólogo Ernst Mayr que desmintió muchos elementos de la obra . Exageraciones, imprecisiones geográficas y falta de rigor científico y de pruebas documentales (ciertamente había perdido parte de su equipo topográfico en la jungla) dejaron en evidencia a Detzner, que en 1932 admitió haber mezclado realidad y ficción y reconoció haberse dejado llevar por la imaginación. Sin duda se trataba de una buena novela de aventuras. Sus épicas luchas en la jungla contra las tropas australianas eran mera ficción. Muchas cumbres, localidades remotas, o peligrosas tribus nativas citadas en la obra, nunca fueron realmente alcanzadas por Detzner. El oficial alemán apenas contaba con armamento, pasando la mayor parte de su tiempo en la seguridad que le ofrecía su campamento secreto en la misión luterana de Sattelberg. Renunció a la prestigiosa Sociedad Geográfica de Berlín y se alejó de la vida pública. Posteriormente trabajó para la Abwehr, el servicio de inteligencia de la Alemania nazi, y desde 1939 perteneció a la Wehrmacht. Aún así, mantuvo su puesto como archivero e incluso trabajó para una editorial. Murió en 1970.
Pese a su clara desacreditación, su obra continuó circulando en sectores del mundo académico y científico alemán hasta los años 70. En la década de los 90 se reparó parcialmente la reputación de Detzner, pues se puso de nuevo en valor su coraje y capacidad de supervivencia, así como las notas y descripciones sobre la fauna y la flora de las regiones inexploradas del norte de Nueva Guinea, a pesar de las grandes partes ficticias de su obra.
Hermann Detzner, el explorador que fue engullido por sus propias mentiras, ensombreciendo los logros de un superviviente, el último resistente alemán de la Gran Guerra.
https://www.tahiti-infos.com/Hermann-Detzner-l-irreductible-Allemand-de-Nouvelle-Guinee_a165144.html