Conocidos sobre todo por el rey Atila y sus aterradoras hordas que invadieron al Imperio Romano a mediados del siglo V, los hunos fueron en realidad un conjunto de pueblos nómadas de origen discutido, probablemente túrquico, que se desplazó en diferentes oleadas migratorias. Partiendo de la cordillera del Altái y el Norte de la Gran Muralla entre los siglos III y IV, hicieron tambalear los equilibrios de poder en Eurasia. Los hunos son muy relevantes en la historia de Persia y la India.

Mientras que una de estas ramas nómada migró hacia Occidente, otra gran invasión, que los historiadores clásicos también asociaron con los hunos, se dirigió hacia el sur. Realizada entre los siglos III y IV por grupos nómadas segregados de la antigua confederación xiognu y aglutinando poblaciones escitas, wusun y yuezhi entre otras etnias túrquicas, estas tribus se asentaron en la región de Sogdiana y Bactriana. Muy pronto se iranizaron, asimilando su administración y tradiciones, basadas en el antiguo Imperio Kushan. De su evolución se formaron cuatro principales entidades húnicas o xionitas, también conocidas como Hunas en la India: El reino de los Kidaritas, heredero del Imperio Kushan; la rama de los heftalitas o Hunos Blancos de Oriente, que se asentaron en el río de Amur Darya y amenazaron seriamente la poderosa Persia Sasánida formando un gran imperio. Finalmente, los hunos de Alchon y Nezak, que partiendo del Hindu Kush avanzaron hacia el suroeste arrasando todo el norte de la India. Causantes de una gran destrucción de patrimonio cultural y religioso, su arte mural fue notable y destacó la acuñación de monedas de gran calidad . Los orígenes étnicos y geográficos de estos pueblos y su posible relación con los hunos europeos es muy compleja y sigue siendo objeto de controversia.
ORÍGENES
Se ha debatido largamente la conexión entre los hunos de la antigüedad tardía y los Xiognu asiáticos, desde que en el siglo XVIII el orientalista Joseph de Guignes expuso su «teoría de la identificación etnolingüística xiognu-hunos». Los Xiognu fueron un gran confederación turco-mongol que se alzó como potencia dominante en el norte de China y Mongolia entre los siglos (II aC- III). Entre los elementos en contra del vínculo entre los dos imperios se encuentran la importante diferencia cronológica y elementos culturales dispares, como la práctica de deformación craneal, practicada por los hunos europeos e iraníes, la cual no ha sido atestiguada en los xiongnu. Sin embargo, en los últimos años, se han confirmado similitudes etnónimas, políticas , culturales y arqueológicas entre ambos pueblos. Se han encontrado calderos desde las llanuras de Pannonia hasta el desierto de Ordos, una evidencia que los calderos hunos se originaron de los calderos xiognu. El historiador francés Étienne De la Vaissière concluye que el vínculo que une a los hunos con los xiongnu es de carácter político y no étnico.

Tras largas y exhaustas luchas contra la Dinastía Han, la confederación Xiognu se debilitó hacia el siglo I. Escindidos en varias facciones, el grupo de los xiognu del norte (clan de Huyan) migró hacia el oeste, situándose al suroeste de las montañas Altai. Entre los siglos II y III la estepa de Mongolia fue controlada por una nueva fuerza nómada, los Xianbei, quedando los grupos restantes xiognu sin capacidad alguna. Sin embargo, esta situación cambia de nuevo hacia el 360 cuando se produce la decadencia de Xianbei y del Imperio Kushan de Asia Central. Los grupos xiognu y yuezhi del Altai se desplazan en dos direcciones: un grupo se establece hacia el este, en la estepa póntica y al norte del Mar Caspio, donde a lugar a los hunos conocidos en Occidente. Un segundo grupo, quizás súbdito del nuevo imperio nómada de la estepa mongol, los Rouran o Juan-Juan, cruzará el Yaxartes y en Bactriana entrará en contacto con las culturas iranias.
Llamados xionitas, heftalitas, o hunos blancos en varias fuentes, el historiador Procopio de Cesarea, (siglo VI) relaciona en el mismo linaje a los hunos europeos con los iranios, pero destaca que los heftalitas eran sedentarios, de piel blanca y de rasgos “no feos”, de ahí el nombre de hunos blancos. Los heftalitas fueron conocidos como Ye-Ta por los chinos de la Dinastía Wei, y Shevetahûna por los indios.

DE LA MIGRACIÓN DE LOS XIONITAS A LOS CUATRO PODERES HUNOS EN ASIA CENTRAL: KIDARITAS, ALCON, HEFTALITAS Y HUNOS DE NEZAK
Según el historiador armenio Moisés de Khorene, los Xionitas se establecieron hacia el año 200 en Balkh (Afganistán), convertido en su feudo. Los Xionitas se organizaron en cuatro facciones: los septentrionales o negros (más allà del Syr Darya); los kidaritas y Alconitas, también conocidos como hunos rojos (al Sur del Oxus, en el Hindu Kush); los orientales o hunos azules (Tian Shan); y los heftalitas o Sveta Huna «hunos blancos» (región de Khiva). Este primer grupo de hunos atacará la Persia de Sapor II (309-379). Amiano Marcelino se referirá a ellos como Xionitas o Chionitas. Tras saquear varias ciudades , los hunos chionitas serán derrotados por un gran ejército persa. El rey Grumbates firmará una alianza con Sapor II en el año 360. Excelentes guerreros a caballo, sus armas más habituales son el arco, la espada y la maza. Los xionitas se incorporarán entre las tropas sasánidas que luchan contra los romanos.
LOS KIDARITAS (320-467)
Las hordas xionitas darán lugar a la primera entidad «huna» en el norte de la frontera persa, los kidaritas.

El reino kidarita (Kidara es su primer gobernante) acabó dominando Bactriana, Sogdiana y Gandhara. Su reino reemplaza el poder del Imperio Kushán en la región, adoptando muchas de sus costumbres. Los kidaritas mantuvieron una administración eficaz que recaptó impuestos, y que se aprovechó de su posición comercial privilegiada en la Ruta de la Seda, en colaboración con los sogdianos. Su capital se estableció en Samarcanda. Los kidaritas emitieron monedas de oro siguiendo el modelo kushan. Respetaron y difundieron el budismo, en combinación con elementos zoroastrianos y animistas. Los belicosos kidaritas infligirán graves derrotas a los persas y se adentrarán en la India subyugando Gandhara y el Punjab, aunque será una nueva oleada la que tendrá especial protagonismo en el subcontinente.
LOS HUNOS DE ALCHON (370-670)
Otra oleada muy importante surgió a mediados del siglo IV, cuando se agudiza la decadencia kidarita. Son los Hunos de Alcon o alconitas, que bien pudieron ser una rama de los heftalitas:
Las incursiones hunas en la India, se mantuvieron de forma continuada, pero adquirieron una especial gravedad cuando las hordas de los hunos alconitas saquearon grandes partes del subcontinente, derrotando y debilitando seriamente al Imperio Gupta. Este grupo de hunos de la India, conocidos como Hunos de Alchon o Hunas fueron una nueva oleada que hoy es considerada diferente a la de los kidaritas. Hay consenso académico general de que durante un tiempo pudieron coexistir en paz los kidaritas y los alcon, tal y como es representado en el famoso cuenco de plata Huna encontrado en Gandhara y fechado entre el 460-479 (hoy en el Museo Británico de Londres https://en.wikipedia.org/wiki/Hephthalite_silver_bowl)

Los Huna aparecen en numerosas fuentes indias como el Ramayana, Mahabarata o los Puranas. Las fuentes budistas los destacan como reyes crueles, impulsores de la destrucción de numerosos templos budistas y centros de cultura. El impacto de los Hunas en el norte de lndia fue muy importante, sus incursiones alcanzaron Gandhara y el Punjab, Su máximo apogeo fue con el rey Khingila (430-490), conocido como rey de la India, y el cual incluso estableció misiones diplomáticas con China.
A principios del siglo VI los hunas alcanzan el Deccán y la India central, arrasando muchos monasterios budistas. Toramana, «rey de reyes» (gobernó entre 493-515) fue unos de sus gobernantes más destacados. Consiguió derrotar a los indios en Malwa alcanzando Eran, en el actual estado de Madhya Pradesh. La acuñación de monedas fue notable. El poder de los hunos de Alchon solo se detuvo tras la derrota del rey Mihirakula (515-540), conocido como el Atila de la India, frente al gobernante indio Yashordhaman (año 528).
Más arriba en la India, es decir, más al norte, están los hunos blancos. El llamado Gollas (Mihirakula) cuando va a la guerra lleva consigo, se dice, no menos de dos mil elefantes, y una gran fuerza de caballería. Es el señor de la India, y oprimir al pueblo lo obliga a pagar tributo. Cosmas Indicopleustes, Libro XI (siglo VI)

Las invasiones hunas causaron una grave destrucción cultural, la fragmentación de India en principados, y el declive del comercio de la India con Europa y Asia Central.

LOS HEFTALITAS (440-560)/700 (en varios principados)
Los ataques kidaritas solo se verán frenados al aparecer en el norte otro grupo de origen chionita: los heftalitas, aliados de los sasánidas, los destruyeron y se apoderaron de todo su territorio. Los heftalitas jugaron un papel importante en la guerra fraticida entre Peroz I y su hermano y usurpador del trono, Hormizd III. Aliados del emperador, este salió victorioso en su lucha contra Hormizd. Entonces Peroz se revolvió contra ellos y devolvió las antiguas tierras que habían conquistado los nómadas a los dominios persas. En el año 484, cerca de Balkh (Afganistán), se produjo una decisiva y catastrófica batalla para los persas, en la cual el propio Peroz pereció y su ejército de casi 100.000 hombres, con muchos elefantes de guerra, fue aniquilado por una fuerza heftalita mucho menor, dirigida por el rey Kushnavaz

Los heftalitas jugarían un papel muy importante en la política sasánida. El hijo de Peroz , Kavad I pudo recuperar el trono persa con el apoyo de estos nómadas cuando fue usurpado brevemente por su hermano Djamasp en el año 498. Las hostilidades con los heftalitas continuaron durante muchas décadas. Los sasánidas, sumidos en una profunda crisis, rendían tributo a sus vecinos seminómadas del norte. Hacia el año 500-520 los heftalitas se encontraban en su apogeo, dueños de un territorio que iba desde el Indo hasta la Cuenca de Tarim, y de Merv en Turkmenistán hasta Urumqi y el desierto del Takla Maklán en el oeste. Un enorme imperio con capital en Kunduz y que albergaba entre 50.000 y 60.000 habitantes. Los heftalitas se llamaban a sí mismos ēbodāl.

A pesar de haber sido el estado húnico oriental más poderoso, sus fuentes y conocimiento es muy escaso, no hay listas de reyes ni tampoco tenían escritura. Siguieron muchas de las costumbres Kushan , adoptaron el bactriano como lengua oficial y su composición genética es debatida, se cree que fue una confederación de varias etnias túrquicas y/o quizás iranias. Los heftalitas imperiales mantuvieron buenas relaciones con el khaganato rouran o Juan-Juan de las estepas de Mongolia, propiciando el comercio y la estabilidad en la ruta de la Seda y permitiendo a ambos imperios nómadas asegurar su retaguardia y centrarse en la lucha frente a Persia y China, respectivamente.

El periodo heftalita en el arte de Asia Central, se refleja en las pinturas murales de los antiguos budas de Bamiyán o los frescos de Tavka Kurgán.

En el 554 los nómadas turcos se apoderan de Mongolia y establecen el Gran khanato Túrquico. Se expanden rápidamente hacia el Volga y Asia Central. Aliados de los persas, ambos derrotan decisivamente a los Heftalitas en la batalla de Bujará, poniendo fin al imperio heftalita. Permanecerán vigentes varios principados heftalitas que rendirán tributo a las nuevas clases dominantes. Contraídos a la región de Tokharistán, no cesarán sus ataques a Persia (llegando hastas las puertas de Isfahán). En el año 606/607 los turcos y los heftalitas se alían y proceden a invadir a los persas, pero son derrotados en la guerra. Décadas después, durante las invasiones árabes, los pequeñas entidades restantes heftalitas y algunas fuerzas sasánidas se unen contra el invasor, combatiendo en batallas como el asedio de Herat (652) o la batalla de Baghdis (654).
LOS HUNOS DE NEZAK (484-665)
Fueron el último gran grupo de “estados húnicos” y quizás el grupo menos conocido. Íntimamente ligados a sus predecesores Alcon, dominaron las regiones de Kabulistán y Zabulistán, acuñaron monedas de notable calidad, a imitación de las monedas sasánidas pero incorporando características propias. Su capital fue Kapisa (identificada con el territorio de Jibin). Su poder prevaleció desde finales del siglo V hasta mediados del siglo VII, mezclándose con los remanentes de los hunos de Alchon que se habían retirado de la India, y aprovechando la decadencia de los heftalitas. Parece claro que los Nezak dominaban Gandhara a fines del siglo VII. Algunos autores dan a su dinastía un origen indígena pero tributario de los heftalitas y por lo tanto aceptando títulos turcos. El monje budista Xuanzang visitó al rey de Jibin en el año 643, y lo describió como «un guerrero feroz e inteligente al mando de rudos súbditos». El monje viajero describió su pluralismo religioso: el budismo era dominante, pero también había muchos templos paganos y herejías enfrentadas. Ghar-Ilchi fue el duodécimo y último rey de los Nezak. Los invasores árabes saquearon Kabul en el 665. Ghar-Ilchi fue perdonado al convertirse al Islam. En un momento de clara debilidad, Barha Tegin asesinó al rey de Nezak y usurpó el trono de Kabul, fundando la dinastía de los turcos Shahis, una dinastía turco-heftalita que resistió a la expansión abasí durante más de 250 años.

Es muy casual que al mismo tiempo que Atila ponía en jaque un debilitado imperio romano de Occidente, los hunos blancos asolaban las fronteras de la Persia Sasánida. Hay muchos paralelismos entre los hunos de Atila y los hunos iraníes a pesar que la conexión entre estos dos pueblos es del todo incierta. Ambos fueron vistos como un pueblo despiadado y destructor. A pesar de su belicosidad y movilidad propia de los nómadas, los hunos iraníes fueron pueblos sofisticados que asimilaron la política, la administración y la cultura irania e india, estableciendo poderosos imperios que que se aprovecharon del momento de debilidad de kushanas, sasánidas o guptas. Al igual que Atila, algunos de sus reyes, como el señor de la India Mihirakula, adquirieron una fama legendaria de crueldad; lo cierto es que fueron gobernantes hábiles y estrategas, que gozaron de un gran poder. Los hunos orientales se sedentarizaron en importantes centros urbanos, fueron capaces de desplegar diplomacia, alianzas, embajadas, comercio, y elementos culturales propios. Si bien es cierto que causaron grandes destrucciones de templos budistas, algunos de sus reyes fueron también patrones de esta religión.

https://www.cngcoins.com/Coin.aspx?CoinID=246722
Entre los pueblos que podrían ser descendientes de los hunos iraníes se encuentran los pastores pashtunes de Afganistán, los ávaros de Pannonia (Un estudio reciente confirma que los ávaros procedían de las tierras del Khaganato Rouran) o el pueblo Khalaj de Irán.
CONSULTAS
https://www.historyfiles.co.uk/KingListsFarEast/AsiaBactriaWhiteHuns.htm
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