El Imperio más importante en la historia de Oceanía llegó a superar los 3 millones de kilómetros cuadrados de océano, dejando una huella cultural, económica y política muy relevante y permitiendo un continuo flujo de intercambios: conocimientos, transacciones, artefactos y todo tipo de tributos por todo la región de Polinesia. Esta talasocracia se basó en la gran capacidad naval de los tonganos, que crearon una enorme flota imperial.

Con apenas información escrita y unos pocos hallazgos arqueológicos, sigue siendo objeto de estudio el alcance de un gran reino marítimo que prosperó en Polinesia durante más de 500 años, y que tenía su epicentro en la isla grande del archipiélago de Tonga, Tongatapu.
Tonga es un archipiélago de Polinesia central a dos tercios del camino de Hawaii a Nueva Zelanda, que alberga más de 160 islas y una área de medio millón de quilómetros cuadrados. La capital del Reino de Tonga es Nuku’alofa. Este pequeño estado insular es junto a Samoa, unas de las cunas de la cultura polinésica, y goza de un rico legado y muchas tradiciones ancestrales.
ORÍGENES
La sociedad polinesia tiene sus orígenes en la neolítica Cultura Lapita (malayo-austronesia), llegada del sudeste asiático y Nueva Guinea hace 2800 años, quien fue la primera en alcanzar la región (Samoa y Tonga) hacia el 1500-1300 a. C, desarrollando unas extraordinarias habilidades de navegación marítima y de elaboración cerámica. En los siguientes siglos, los Lapita serían los grandes exploradores del océano, en un largo periodo de expediciones marítimas hacia la Oceanía lejana: Tahití (700), Islas Marquesas (700), Isla de Pasqua (1000-1200) o Nueva Zelanda (1200).

Entre los siglos VIII y X emergen diferentes jefaturas regionales en el Pacífico derivadas de la Cultura Lapita, primero en Fiyi (Tu’i Pulotu) y luego en Samoa ( Tu’i Manu’a), que ejercen una gran influencia sobre Tonga e incluso controlan algunos de sus territorios.
Tras liberarse del yugo foráneo, en Tonga nació una nueva dinastía llamada Tui Tonga. El primer gobernante fue Aho’eitu (950), de orígenes samoanos y según la tradición hijo del dios polinesio Tangaloa y de una joven samoana, Va’epopua. Los gobernantes de la dinastía tendrán una consideración de semidioses, su posición será política y religiosa. Las capitales del imperio fueron Toloa, y posteriormente Heketa y la más próspera de todas, Mu’a.
EXPANSIÓN
La edad dorada del imperio se produce entre el siglo XI y los inicios del XIII con el décimo Tu’i Tonga, Tui Tonga Momo y su hijo Tu’i-Tâ-Tui quién traslada la capital a Mu’a, en la Laguna de Lapaha de Tongatapu.
La extraordinaria expansión del imperio llevó a controlar gran parte de Polinesia, incluidas partes de Tonga, Samoa, toda Fiyi, Tuvalu, Niue, las islas Marquesas y las islas Cook, parte de Micronesia (Kiribati, Nauru) y de Melanesia, con control sobre algunas de las islas Salomón (Tikopia) y quizás Nueva Caledonia.

La base del éxito de la expansión de los Tui Tonga fue su capacidad naval, con grandes canoas de doble casco (catamarán) con velas cuadradas que podían embarcar más de cien hombres, y que podían realizar navegación de largas distancias. Sus guerreros iban armados con mazas, lanzas, palos, y espadas con afiladas dientes de tiburón incrustadas.

MONUMENTALIDAD
Se sabe que los tonganos fueron excelentes constructores, enterraban a sus reyes y reinas en túmulos funerarios. Alzaron templos de piedras coralinas como el Haʻamonga a Maui (la palabra Ha’amonga significa «un palo llevado sobre el hombro, con cargas en ambos extremos»); fue construido durante el reinado de Tuʻitātui (siglo XIII) en honor a sus dos hijos. Los relatos tradicionales cuentan que el monumento fue erigido por el héroe polinesio y semidiós Maui, siendo imposible que las transportaran los mortales. Maui trajo las enormes piedras de la isla de Uvea en una canoa gigante. La ciencia demuestran que las piedras fueron extraídas de canteras cercanas. Su principal función era la de portal, puerta de entrada a los dominios reales. Es posible que también tuviera una función astronómica, en forma de calendario solar. Muy cerca del Ha’amonga se encuentra el maka faakinanga, el trono del rey: se decía que mientras que el rey estuviese sentado apoyado a la piedra estaba protegido de posibles asesinos. También destacan las pirámides bajas de piedra llamadas Langi: bajo estos montículos están marcadas las tumbas de antiguos reyes. Se estiman un total de 22 langis en el área de Tongatapu.

TIRANOS, GUERRAS INTERNAS Y LA LLEGADA EUROPEA
La vasta y dispersa red del imperio no era fácil de gobernar y a menudo había choques de intereses entre los diferentes clanes y caciques o rechazo a pagar los tributos, provocando conflictos cortos. Tui Tonga no era una entidad sólida. Un descalabro importante fue la pérdida de Samoa hacia 1250, tras una guerra que se produjo en las costas de la isla de Savai’i. Tras una expedición dirigida personalmente por el gobernante tongano Talakaifaiki para reafirmar el control sobre la isla, una rebelión encabezada por los legendarios hermanos Tuna, Fata y Savea, acabó con la muerte de 200 invasores y la retirada definitiva del resto de tonganos, poniendo fin a tres siglos de dominio.
Hacia 1400 las tensiones internas aumentaron y el imperio se debilitó. Para tratar de estabilizarlo se creó el consejo político de los Falefa. Tras el asesinato de varios gobernantes, y los reinados autoritarios de Havea I o Takalatau (periodo de la tiranía) los Tui Tonga fueron apartados de la gobernanza política y ejercieron solo funciones religiosas, mientras que los Tu’i Ha’atakalau ocuparían el poder secular, organizando el imperio de forma más centralizada. Al cabo de 100 años, surge una nueva dinastía paralela de origen samoano llamada Tu’i Kanokopulu; ambas compiten por el poder secular.
La llegada de los holandeses en 1616, no tuvo impacto en la región. James Cook (1777) visitó las islas de Tonga tres veces, llamándolas Islas Amigas, sin llegar a conocer que había un complot para asesinarlo. El mismo presenció una ceremonia Inasi en Tonga en 1777 en la que vio a extranjeros de piel oscura, aparentemente de Fiyi, las Islas Salomón y Vanuatu que rendían tributo a los Tu’i Tonga. En estos momentos el cacicazgo de Tonga ya se encontraba en una importante debilidad interna. Mu’a la capital, era un centro urbano importante, que podía contar con una población de unas 35.000-40.000 personas.

Los primeros misioneros llegaron en la década de 1810 e influyeron en el proceso de cambio del país. Tras el asesinato del décimo cuarto Tu’i Kanokupolu, se produce una guerra civil, y la introducción de las primeras leyes codificadas. La lucha para terminar con el poder de los sacerdotes Tui Tonga y los caciques Tu’i Ha’atakalau acabó en 1875 con la unificación de la nación y el establecimiento de una nueva constitución.
IMPACTO CULTURAL
La influencia y poderío de los Tui Tonga, es permanente debate entre los especialistas. Los arqueólogos, tras analizar más de 200 piedras y artefactos de las tumbas reales de los reyes tonganos, encontraron bastantes similitudes con otros artefactos de Samoa, demostrando una fuerte interacción y la importación de materiales exóticos en almenos el 66% de los materiales. Incluso uno de ellos procedía de Tahití, a más de 1550 millas. Otra teoría abierta es la coincidencia de diferentes cacicazgos del Pacífico en desarrollar un periodo de construcciones monumentales, en lugares separados por miles de quilómetros (1200-1550). Tuvo entre sus causas la influencia de la jefatura tongana.

Actualmente se encuentran en la lista indicativa de Patrimonio de la Humanidad por al UNESCO las antiguas capitales del reino de Tonga: El parque histórico de Ha’amonga en Maui y las tumbas reales de Lapaha en Mu’a. Una pequeña huella del linaje sagrado que siglos atrás dominó los mares del sur.
REFERENCIAS
https://web.archive.org/web/20090430214559/http://parliament.gov.to/new_page_3.htm
https://www.livescience.com/46954-tonga-was-seafaring-empire.html